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Gracias, no gracias


En estos días después de María he escuchado a mucha gente dar gracias a Dios por las bendiciones recibidas. Es natural que ante la adversidad sufrida demos gracias hasta por la mínima mejoría. Así, damos gracias por que vino el agua, aunque sea un chorrito, agradecemos porque podemos prender una bombilla, sea por energía AEE, planta o lámpara solar. GRACIAS A DIOS QUE TENGO LUZ.


No obstante no he escuchado a nadie darle gracia, con sinceridad, a la AEE, al gobierno, a FEMA o al Cuerpo de Ingenieros, que dicho sea de paso parece que ese cuerpo no tiene ni pies ni cabeza. No tengo duda de que existen funcionarios y trabajadores honestos en todas las agencias involucradas en el esfuerzo de recuperación. Hay miles a quienes debemos agradecer el esfuerzo y reconocer que Dios puede estar obrando a través de ellos. Pero, también opera el maligno, especialmente usando a ejecutivos, empresarios y obreros que se aprovechan de la desgracia colectiva para lucrarse. La corrupción y la avaricia florecen cuando hay oportunidades de lucro y no hay quien lo evite.


La faena de FEMA viene al caso. No dudo que tengan la capacidad y destrezas necesaria para enfrentar la catástrofe que nos afecta. Pero, según algunos funcionarios los directores de la Agencia se pusieron más lentos y burocráticos debido a que la experiencia anterior en Puerto Rico les dejo serias dudas sobre el uso de los fondos otorgados a los damnificados. Decidieron ser más rigurosos y escudriñar mejor la información y antecedentes de los que solicitamos asistencia. Así, pagamos justos por pecadores y desgraciadamente a esta altura del desastre todavía no ha comenzado la reconstrucción por parte de FEMA. Gracias Dios Mío, Gracias Te Doy, Por Lo Que Tengo, Por Lo Que Soy, POR EL DIA DE HOY.


(publicado originalmente en El Nuevo Día)


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