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  • Foto del escritorCarlos Collazo Berríos

Las Américas fue inundada por el pueblo que despertó

Actualizado: 27 jul 2019

Manifestantes con banderas y un mensaje contundente inundaron el expreso Las Américas en la marcha mas grande en la historia de Puerto Rico




Fué un día histórico. Cruzando el expreso Las Américas en una plataforma de una unidad de la prensa, bajo la intensa lluvia, tratando de proteger mis equipos pero no así mi vista que salpicaba gotas de asombro. Me propuse contemplar al pueblo que caminaba firme y jubiloso. Parecía un radar mirando cada pisada, cada rostro, cada bandera, cada cartel que gritaba la verdad incómoda. La lluvia torrencial nunca fue barrera. A mis oídos llegaban los gritos melodiosos. Los estribillos más gloriosos. Hasta las malas palabras sonaban hermosas. Eran los gritos de guerra de un pueblo que se levantó como el toro bravío del Josco.

“ Pude ver cómo la furia y la indignación caminaron juntas de la mano con la esperanza. ”

Como el Huracán María cuando, aunque nos puso de rodillas, limpió cada quebrada, cada río de la basura y la chatarra. Hoy nos azotó un Huracán Bueno. Nos limpió la sangre de la sumisión, de los miedos en nuestras venas.


Trataba de transmitir la información cibernética. Pero lo lluvia no cesaba. La señal de internet me traicionó. La eterna mujer ancla, Luz Nereida Vélez, estaba desesperada porque no podía comunicarse con su hija. Muchos equipos de los Foto periodistas estaban empapados. La señal de los celulares colapsaron por un rato. La frustración me nublaba, mientras una clase artística, deportistas y héroes de los medios desfilaban a nuestro lado. Se crecieron como nunca antes frente a su pueblo. Un periodista me dijo: “tranquilo, aunque no puedas hacer tu trabajo cómo quisieras, estamos aquí como testigos de la historia”. Era evidente. Estábamos frente a un mar de gente. La marcha más grande de nuestra historia.

A veces la prensa es incomprendida. Para el pueblo es como una esponja donde desahogar sus frustaciones. No toda la prensa es buena, lo reconozco. Pero en momentos decisivos de nuestra historia el pueblo se detiene y nos mira. Cuando llegué en la mañana fui a comprar comida cerca de la tarima. Un joven, como de 25, con nuestra bandera pintá en el cachete, no me dejó pagar. Insistió con su argumento: “ Ustedes son la prensa, ahora más que nunca los necesitamos”. Me sentí muy bien, porque negarlo. Pensé en los miembros del Centro de Periodismo Investigativo, en Jay Fonseca, en el semanario Claridad. Aunque los critican, es la prensa necesaria. En el fondo estos, otros medios y periodistas han hecho una labor extraordinaria, que merece ser emulada y respetada.


Ante un gobierno que traicionó e hirió nuestra fibra más profunda y el orgullo de ser puertorriqueño, nosotros los periodistas no podemos fallarle al pueblo. Más que una profesión, es una vocación. Buscar incansablemente la verdad, sin ataduras, e informar con responsabilidad social y ética. Mañana el pueblo estará nuevamente frente al sol. Cómo parte del pueblo, seguiremos nuestra lucha. Mientras, ya en casa, limpiamos nuevamente los lentes de la cámara. Otra vez en nuestra incansable búsqueda de la noticia.

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